20 Dic Feeling Marketing


La experiencia es más poderosa que el producto. La voz del usuario llega cada vez más alto. Es un hecho. Pero las empresas aún no se convencen de que resulta más rentable ofrecer una vivencia memorable que una efímera oferta.


La conexión que se establece en lo más profundo de nuestra naturaleza es aquella que se produce entre la percepción subjetiva sobre cualquier vivencia y el sentimiento que nos genera. Eso es lo que nos diferencia. No lo que hemos vivido, sino cómo hemos interpretado las sensaciones que ese momento nos produjo. Eso es lo que deja huella.

El banner, el ‘hazte fan’, la oferta, el 2×1 o el ‘compártelo con tus amigos’ se difuminan hasta olvidarse.  Genera un momento. Fabrica la versión de la película que quieres que transmita tu producto. Inventa percepciones. Olvídate de vender, del marketing de oferta, de pintar el producto atractivo, de la palabra nuevo. Céntrate en la palabra AHORA. Segmenta los instantes. Ocúpate de generar una experiencia memorable para que las personas puedan vivir en primera persona lo que ofreces.   


Ni trampa ni cartón. No me cuentes las características de lo que vendes. Las enciclopedias tenían muchas ventajas… ¿Cuántas se venden ahora? Ocupan estanterías deshabitadas colmadas del polvo de lo inservible. Construye utilidad. Edifica una sensación e invita a todo el mundo a tu fiesta. Tu mejor claim es que cualquier persona diga: ¿has visto esto? Ese es el flow. Ese es tu reto dentro de cualquier estrategia de marketing y de cualquier táctica social. La impronta que deja la transmisión de un momento al ser compartido. Esa es la fuerza.

Un buen ejemplo de cómo aplicar todo esto fue la experiencia que nos invitó a vivir Monopoly hace unas semanas. Doce blogueros, cinco coches de época, una partida a la versión para iPad del mítico juego y un mar de sensaciones. El eje de la campaña no era el producto, era el propio usuario: nosotros. Ese nosotros, esa sensación de pertenencia y de proximidad, es lo que vale. Lo que vale son las risas que nos echamos. Lo que merece la pena no es el dinero virtual que ganamos, sino las miradas de complicidad que compartimos. Las veces que caímos en la casilla de la cárcel y el momento en el que alcé los brazos cuando compré la Calle Serrano poniendo mi tarjeta de crédito sobre la pantalla. Algunos lo llaman experiential marketing, pero creo que podemos llamarlo como algo más cercano al feeling marketing. 

Como explica Ryan Connors, Marketing Manager de Apptegic en Social Media Today, “Desde la primera vez que oyes hablar de una nueva empresa producto o servicio, comienzas a formarte una opinión acerca de lo que significa para ti. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Por qué o por qué no? A su vez estas opiniones se solidifican con el tiempo y a través de la comunicación pueden convertirse en la primera experiencia de la marca para otra persona”. Gracias a la web social, estas experiencias pueden ser cosidas juntas en forma de un sentimiento general que cobra vida propia a medida que se propaga, generando un mosaico multidireccional de vivencias compartidas. Y eso, vale más que cualquier CTR obtenido en una campaña de anuncios en Facebook. Todo ello me ha llevado a pensar una cosa: The funnel is dead. El túnel de ventas ya no es un túnel, ya que el viaje del consumidor es un camino experiencial completamente divergente que se expande y multiplica a través de un universo multicanal.

Lo que cuenta no es sólo lo que viví. Eso no me lo quita nadie. Lo que cuenta desde un punto de vista marketero – y la razón por la que os estoy contando todo esto-, es la forma en la que conté a mis amigos los momentos que tuve la suerte de experimentar. Sensaciones hechas palabras que viajan off y online a través de todos canales de que disponemos. La comunicación del ahora en diferido o en directo. El viaje de las sensaciones que nos producen las experiencias que compartimos.  

Amel Fernandez
amel.fernandez@gmail.com

Especialista en estrategia en Marketing Digital y Social Media. Formador, ponente y fundador del proyecto educativo Social Media Camp. Director de la agencia Social Medier.

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